jueves, 2 de mayo de 2013

Carta abierta: Educación e innovación

Recientemente, la discusión de todos ha estado en si el lucro debe prohibirse, debe legislarse o debe permitirse, particularmente en la educación superior. Me voy a dar la libertad - el lujo - de decirles qué pienso y por qué creo que están equivocados.
Primero, la frase de la tesis: en todo orden de cosas, es necesario responder siempre las preguntas correctas. Ergo, ¿es la pregunta "el lucro en la educación superior debe ser prohibido o legislado" la pregunta correcta?
No. Amigos y enemigos míos, la pregunta no puede ser más demagógica, execrable y estúpida. Y lo digo en serio. Si nos enfrascamos en un debate mediocre, las conclusiones serán mediocres. Hablemos con altura de miras, y los resultados serán excelentes.
La pregunta correcta, la verdad, la desconozco. Pero estoy absolutamente seguro que es pernicioso para nosotros, como individuos, como sociedad, como sistema, como holón, discutir respecto del futuro de algo tan cortoplacista y demagógico como la educación superior.
Ni siquiera: estamos hablando de Universidad.
Ese espacio maravilloso que está llamado a ser universal, a contener a la mayor diversidad, a generar conocimiento y a madurar los sentimientos, es una idiotez, un pelo de la cola. Es el menor de los males.
La universidad dura entre 4 y 7 años de estudios. En el colegio/liceo/escuela, pasas 13 años de tu vida. Si fuiste al jardín infantil, son entre 3 y 4 más. Entonces, estamos hablando en un 100% de algo que representa, a lo sumo, no más del 25% del tiempo y del esfuerzo invertido (veinticinco y hacia abajo). No es lo más caro, y tampoco es lo que determina tu curso laboral: lo que haces lo determina tu historia, de qué colegio saliste (ojo ahí, esa segregación es terrible, y es materia de otro post), dónde vives, y - lo más importante - a quién conoces. Pero sí puedes influir, sí podemos modificar muchos de los parámetros que determinan la elección de carrera, de lugar de trabajo, de estilo de vida. Y no sólo cambiar: también mejorar.
Cómo mejorar, se preguntará usted, ávido y audaz lector: mejorando la educación que más importa. La de la base. La que nos enseña a ser personas. Donde empezamos a movernos en sociedad. Si no le ponemos énfasis a la formación de personas y de sociedad, estamos hasta las masas.
Por más que regalemos los títulos.

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