miércoles, 3 de julio de 2013

Última fila: Paramore y... Paramore.

Es el año 2013. El emo nació y murió hace más de una década. Nos burlamos de los pokemones, de los emos, de los screamo, del postmetal, posthardcore, y cualquier cosa post, en verdad. El 2006, alucinaba con Killswitch Engage (con una canción de ellos, en verdad: The end of heartache). Poco después, aparece en la escena Paramore, ese grupo de emo bien movido; se vendieron tan bien al sistema que terminaron en el Rock Band. En verdad, es el sueño de todo músico, creo. Al menos el mío.
Pero me voy fuera del tema. Paramore tienen buenas canciones, sobre todo del Monkey Business. Particularmente, recuerdo Crushcrushcrush, que la toqué con un grupo de covers a Paramore (con vocalista mina y todo) que, como el 90% de los grupos, no sobrevivió el verano. Tuvieron un disco y lanzaron un disco en vivo. ¿En la onda Evanescence? No lo sé. Dudo que sean los primeros en tener un hit y creerse dueños del mundo. Pero lo hicieron. Hasta hicieron versiones de sus canciones en vivo. ¡Versiones en vivo! El divismo en su máxima expresión.
Y vino Crepúsculo. ¿2009? Por ahí salió esa película maricona (perdonen mi francés, y eso es tema de otro costal), con el tema principal de Paramore. Haley Williams con un medio lento, una balada rock si prefieren, cantaba al amor de Bella por Edward. Para mí, habían muerto antes. Pero ¿ser el tema principal de una película teen? Ni siquiera las reales teen bands hicieron eso. Muerte, destrucción y cumbia.
Y el 2013 vuelven a Chile. Con BOMBOS Y PLATILLOS.
Conversaba con una amiga de esto, y me decía "hay géneros que vivirán mientras exista adolescencia". Y es súper cierto. Porque qué más adolescente que gritar "mi sola excepción eres tú", con una melodía suavecita de fondo, cortándote las venas porque te gusta el mino popular del Preu. Nada más adolescente que ser emo, formar parte de una tribu urbana, de lo uniforme en lo disforme.
De una sola cosa estoy seguro: a Paramore no lo escucho en vivo ni siquiera en última fila.